Las empresas tenemos cientos, algunas miles, otras decenas de clientes. Con algunos mantenemos una simple relación proveedor-cliente, pero con otras se alcanza una relación más estrecha; y esas son las bonitas, las relaciones cliente-proveedor en donde hay colaboración, en las que el crecimiento de uno es el crecimiento del otro, en las que el objetivo es común, y la meta compartida. Gestión de flotas para grúas.
Esas son las historias que, como empresa, nos gusta vivir. Y en Sateliun, nos gusta la historia de Andrés. No diremos el nombre de la empresa porque es sumamente discreto y prefiere vivir en el anonimato, y Nporque este es nuestro Andrés, pero seguro que todas las empresas tienen un Andrés.
El nuestro, nuestro Andrés, es dueño de una empresa de grúas. Empezó siendo casi un niño, con una grúa que le ayudó a comprar su padre. Con esfuerzo, y después de años acudiendo a cada accidente o avería de cualquier automóvil que requiriese sus servicios, logró comprar una segunda grúa. Fue su primera inversión en solitario y la que más le costó afrontar. Pero con trabajo y esfuerzo, empezó a crecer.
Hoy, a menos de un lustro para la jubilación, Andrés tiene 20 grúas, que trabajan para los mejores seguros; una treintena de empleados y una empresa consolidada que pronto dirigirá su hijo mediano.
Pero llegar hasta aquí no fue fácil. Es una historia más de entre los miles y miles de autónomos y pequeños empresarios que hay en España, y en el mundo, pero nos gusta porque es la de nuestro Andrés.
Afrontar el pago de su segunda grúa fue un gran esfuerzo, muchas horas de trabajo, muchas cuentas en la oficina a deshora y mucha cabeza para no dar pasos en falso ante los problemas, que aparecieron el mismo día que la segunda grúa entró en su nave. Y se multiplicaron cuando llegó la tercera y cuando, unos meses después, vinieron juntas la cuarta, la quinta y la sexta… y así hasta veinte.
¿Problemas? Pero… ¿no habíamos quedado en que la empresa crecía? Si, pero Andrés no podía conducir dos grúas, ni tres, ni luego seis, mucho menos veinte. Y ya no podía saber si la atención a sus clientes, que había mimado siempre al máximo, seguía siendo su gran valor.
Dejó de saber en dónde estaban sus grúas, si llegaban en tiempo óptimo al accidente o avería, si estaban viajando en vacío o con un coche cargado, si las facturas de combustible se justificaban por los kilómetros recorridos. Dejó de saber quien conducía qué grúa en cada momento y que hacían con ella.
La falta de control y la imposibilidad de optimizar los tiempos de trabajo hizo que Andrés pasase tiempos difíciles. Cuando tenía doce grúas estuvo a punto de tirar la toalla, los números no le salían.
Y, entonces, un día conoció a Sateliun, y le explicamos qué con una solución telemática de gestión de flotas para grúas, podría saber siempre en dónde se encontraban sus grúas y quien de sus chóferes las estaba conduciendo, asignar en tiempo real la grúa más cercana al servicio y ayudarle a llegar lo más pronto posible optimizando la ruta del recorrido hasta la emergencia. Le contamos que podía tener un panel de control de toda su flota y contar con una analítica de datos que le permitiría optimizar los recursos móviles y humanos, asegurar la rentabilidad de su empresa y mejorar la productividad de sus servicios.
Andrés confió en Sateliun y las cosas empezaron a mejorar. En pocos meses los números le salían de nuevo. También descubrió cosas que no le gustaron, como que a veces, alguien, en quien había confiado, vaciaba combustible de alguna grúa para autoabastecerse, o que se hacía algún viaje “fantasma”, sin conocimiento de la empresa.
Tuvo que tomar decisiones difíciles, pero las tomó con datos y conocimiento de causa.
Hoy la empresa de Andrés es una empresa fuerte y consolidada, que superó aquellos momentos de zozobra. Aquellas 12 grúas en peligro son ahora 20 grúas sumamente productivas.
Y nosotros estamos encantados. La historia de Andrés es nuestra debilidad.
